BJ lo dijo "Esto no es una fiesta, es una fuckin' celebración", y es verdad. Green Day dio un show sin intimidad ni exclusivismo. Tocó para todos, desde 39/Smooth hasta 21st Century Breakdown, subió a una docena de personas al escenario, y entregó el evento más "personalizado" que un país pueda pedirles.
No me centraré en números porque no son capaces de reflejar lo que se sintió como experiencia, no tiene caso. Lo realmente importante aquí fue un tema de protagonismo. A las horas después se publicó el setlist oficial y ¿saben qué? Green Day lo cambió, y en lugar de eso tocó canciones que el público pidió, cambiando el orden y tocando canciones extra.
El público se llevo baquetas, uñetas, poleras y hasta una guitarra. El público estuvo ahí, cada uno de los asistentes desde la galería hasta la primera fila de la cancha conversaron con cada integrante de la banda y en especial con Billie Joe, quien hizo de todo, desde comediante stand-up hasta verdadero director de orquesta.
Las primeras canciones escuchamos puros hits nuevos y algunos miraron cabizbajos pensando que se trataba de otro tour de promoción más, de esos que sólo existen para vender más discos. Pero no. Algunos miraron para arriba con Holiday, que despertó al que quisiera quedar incrédulo con imponente pirotecnia, pero el momento en que ya todos quedaron afónicos fue con Nice Guys Finish Last, aunque la banda ni siquiera se contentó con eso: tocaron Going to Pasalacqua, de la época que aún eran independientes.
El público explotó, se excitó, exalto y emocionó varias veces, pero el escenario casi se cae abajo cuando, después de unos segundos de silencio, se escuchó a la masa gritar "¡Basket Case, Basket Case! siendo complacidos de inmediato con el archiconocido riff de guitarra. ¡Bang! y junto a la voz de BJ se escucha a su público entonar las primeras lineas.
Hubo tiempo para todo: solos de saxo y armónica, dejar a un fanático cantar una canción completa, gritar "ceachei", pelar a los argentinos y conversar sobre Chile (guiño al Pres. Piñera incluido con BJ candidateándose de Presidente). Para cerrar un poco más tranquilos: Wake Me Up When September Ends y Good Riddance, ambas acústicas.
No existe punto alto, porque Green Day mantuvo la vara a tope por sus 3 horas. Hizo reír, hizo llorar, rompió gargantas y me dejó con un dolor de cuerpo que dos días después me sigue recordando lo fuerte que salté entonando sin parar junto a otros 25 mil fans las canciones que nunca volverán a sonar tan bien como el domingo 24. ¿Algo malo? sólo por decir una cosa: eché de menos Welcome to Paradise.
Green Day pudo cobrar el doble, y aún sería una ganga. Billie Joe, Mike y Tré Cool dieron cátedra a todas esas bandas divas e idiotas que tocan una hora cronometrada y ni siquiera dicen gracias. Ah y ¿quieren fotos? Sorry, no llevé cámara, no había tiempo para perderlo en mirar esa experiencia en una pantalla: hay que vivirla en directo y si no, no vale. Así es, I had the time of my life.
¿Todavía les interesan los números? tocaron 3 horas y 15 minutos, un total de 38 canciones de las cuales 4 eran covers, asistieron 25 mil personas y el concierto comenzó a las 9 en punto.
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