- Publicado originalmente el 26 de abril de 2010, modificado y re-publicado el 11 de octubre de 2010.
Dentro de las tantas controversias relacionadas al ejercicio del Periodismo, una de vital relevancia para los lineamientos de esta misma, corresponde a la discusión del papel del Periodista en el estudio de la comunicación: Si se debe establecer como el oficio cuyo objetivo es informar a la sociedad en lo inmediato, o si es el estudio metódico del fenómeno social de la comunicación.
Podemos inferir de estas palabras un conflicto de carácter académico, tanto en el grado de profundidad de la carrera, como en el marco científico o humanista de ella. Pero es fácil también darse cuenta, que existen dos dimensiones de una misma realidad: "el ejercicio" –la medicina como ejemplo en las ciencias naturales– como "la investigación" detrás de aquel ejercicio –el científico–.
Soy un firme creyente de que la labor del Periodista debe responder, simultánea e interdependientemente, a ambos llamados con el primer objetivo de establecer una identidad única que haga un estudio teórico, sistemático y científico por sobre la comunicación en la sociedad; y segundo, servir de canal que interprete y responda a la necesidad de la sociedad de traspasar la información desde un individuo (o grupo de ellos) a otro.
Es cierto que la comunicación compete simultáneamente a gran parte de las disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales [1.], sin embargo, la perspectiva siempre ha sido a través de teorías humanistas –y fragmentadas [2.]– que se basan en direcciones muchas veces limitadas por el carácter “de convención” de las subjetividades en las distintas teorías sociales –intersubjetividad–. Por lo tanto, a través un regreso a las teorías positivistas que en un comienzo definieron al Periodismo, podemos intentar plasmar el método científico en las investigaciones periodísticas, con el objetivo de separarnos del estudio “convencional” de la sociedad y acercarnos más al estudio sistemático de la comunicación, siendo así esta vez en un plano netamente científico.
Sin embargo, me parece relevante indicar que aquello no basta. Es verdad que toda persona ilustrada en las ciencias que se mezclen con conductas humanas nunca es libre de subjetividad, y reconocer este carácter de doble estándar es clave para la próxima definición de nuestra labor. A esto además debemos sumar que el positivismo puro es una epistemia que si bien nos permite tener un cimiento firme, sigue teniendo limitantes importantes para considerarse como valida en su totalidad.
Por un lado se considera al Periodista un ente extra-social, que estudia como mero testigo aquellos acontecimientos que explican la acción comunicativa que ocurre al interior, cual científico mira a su objeto de estudio a través del microscopio; mientras que seguimos siendo un ser social, que desde adentro responde la necesidad de esta colectividad a ser informada de los procesos que ocurren en este mundo –entendiéndose como mundo al espacio donde se desenvuelve la mencionada sociedad–.
Esto significa, que para analizar, de nuevo, "científicamente" a nuestro objeto de estudio, debemos mirarlo desde afuera mientras que para informar, de la manera que originalmente se planteo nuestra labor, debemos asumir que no dejamos de ser un agente social que puede estar coartado por subjetividad.
Es entonces el Periodismo al mismo tiempo el ejercicio práctico –la medicina–, como el estudio e investigación de la parte conceptual (la comunicación) –el científico–. Esta dualidad, me parece, explica perfectamente aquella fragmentación teórica y complicación a la hora de ubicar al periodismo como labor profesional o de oficio, presente tanto a nivel país, como a nivel mundial; Más importante aún, para que la sociedad en cuestión comienza a valorizar la labor del Periodista como se debe, es de lo más relevante que se comience a establecer una aceptación ante esta realidad.
Antes de cerrar, me es importante recalcar que no soy pregonero del positivismo, al cual entiendo muy limitante y por ende, sólo es utilizado como "campamento base" para este artículo. Por otro lado, es relevante también dejar en claro que es imposible negar la existencia de otras áreas del saber que estudian la comunicación, tema que ya ha sido tocado en sinnúmero de textos, razón por la que no es un factor considerado, al menos en esta ocasión.
Podemos inferir de estas palabras un conflicto de carácter académico, tanto en el grado de profundidad de la carrera, como en el marco científico o humanista de ella. Pero es fácil también darse cuenta, que existen dos dimensiones de una misma realidad: "el ejercicio" –la medicina como ejemplo en las ciencias naturales– como "la investigación" detrás de aquel ejercicio –el científico–.
Soy un firme creyente de que la labor del Periodista debe responder, simultánea e interdependientemente, a ambos llamados con el primer objetivo de establecer una identidad única que haga un estudio teórico, sistemático y científico por sobre la comunicación en la sociedad; y segundo, servir de canal que interprete y responda a la necesidad de la sociedad de traspasar la información desde un individuo (o grupo de ellos) a otro.
Es cierto que la comunicación compete simultáneamente a gran parte de las disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales [1.], sin embargo, la perspectiva siempre ha sido a través de teorías humanistas –y fragmentadas [2.]– que se basan en direcciones muchas veces limitadas por el carácter “de convención” de las subjetividades en las distintas teorías sociales –intersubjetividad–. Por lo tanto, a través un regreso a las teorías positivistas que en un comienzo definieron al Periodismo, podemos intentar plasmar el método científico en las investigaciones periodísticas, con el objetivo de separarnos del estudio “convencional” de la sociedad y acercarnos más al estudio sistemático de la comunicación, siendo así esta vez en un plano netamente científico.
Sin embargo, me parece relevante indicar que aquello no basta. Es verdad que toda persona ilustrada en las ciencias que se mezclen con conductas humanas nunca es libre de subjetividad, y reconocer este carácter de doble estándar es clave para la próxima definición de nuestra labor. A esto además debemos sumar que el positivismo puro es una epistemia que si bien nos permite tener un cimiento firme, sigue teniendo limitantes importantes para considerarse como valida en su totalidad.
Por un lado se considera al Periodista un ente extra-social, que estudia como mero testigo aquellos acontecimientos que explican la acción comunicativa que ocurre al interior, cual científico mira a su objeto de estudio a través del microscopio; mientras que seguimos siendo un ser social, que desde adentro responde la necesidad de esta colectividad a ser informada de los procesos que ocurren en este mundo –entendiéndose como mundo al espacio donde se desenvuelve la mencionada sociedad–.
Esto significa, que para analizar, de nuevo, "científicamente" a nuestro objeto de estudio, debemos mirarlo desde afuera mientras que para informar, de la manera que originalmente se planteo nuestra labor, debemos asumir que no dejamos de ser un agente social que puede estar coartado por subjetividad.
Es entonces el Periodismo al mismo tiempo el ejercicio práctico –la medicina–, como el estudio e investigación de la parte conceptual (la comunicación) –el científico–. Esta dualidad, me parece, explica perfectamente aquella fragmentación teórica y complicación a la hora de ubicar al periodismo como labor profesional o de oficio, presente tanto a nivel país, como a nivel mundial; Más importante aún, para que la sociedad en cuestión comienza a valorizar la labor del Periodista como se debe, es de lo más relevante que se comience a establecer una aceptación ante esta realidad.
Antes de cerrar, me es importante recalcar que no soy pregonero del positivismo, al cual entiendo muy limitante y por ende, sólo es utilizado como "campamento base" para este artículo. Por otro lado, es relevante también dejar en claro que es imposible negar la existencia de otras áreas del saber que estudian la comunicación, tema que ya ha sido tocado en sinnúmero de textos, razón por la que no es un factor considerado, al menos en esta ocasión.
1. De Moragas Spa. M. (1981): Teorías de la Comunicación, España, Editorial Gustavo Gil.
2. Wolf, M. (1987): La investigación de la comunicación de masas. Critica y perspectiva, España, Ediciones Paidós
- Referencia: Santander, P. et ál. (2009): Analizando los medios y la comunicación: Teoría y Métodos, Chile, Ediciones Universitarias de Valparaíso, P. Universidad Católica de Valparaíso.
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