Hace unos días atrás la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, entregó un discurso a los graduados del MBA de Harvard haciendo un llamado a la honestidad en el trabajo y a eliminar las barreras entre la personalidad en el ámbito laboral y el “resto de la vida”. Tener caretas para cada ocasión no funciona, dice ella, y tampoco es una buena actitud.
Ser honesto está de moda. Es algo que le hace bien al mundo de los negocios, y que ha demostrado ser necesario en más de un sector, en la política por ejemplo, y por supuesto que más que nunca en la publicidad. Parece curioso tener que decirlo, pero sería ingenuo pensar que es algo que abunde en el ethos de nuestra sociedad. Incluso en periodismo, donde debería estar al tope de la escala de importancias, se trata de algo que mucho se pregona pero no tanto se aplica.